Seguramente si te gusta leer, ya sabes que los libros pueden aportar grandes beneficios. Pero, no sé si sabes que los libros pueden convertirse realmente en una estrategia para ayudar a las personas que padecen enfermedades mentales o trastornos emocionales. Así surge la biblioterapia.

Un término que hace referencia a una variedad de intervenciones clínicas (terapéuticas o psicoeducativas) y no clínicas (de desarrollo, creativas o sociales) que usan los libros o textos en beneficio de las personas a través de la lectura y la discusión.

¿Por qué leemos?

Pero antes de ahondar en los beneficios de la biblioterapia  me gustaría hacerte una pregunta: ¿Por qué leemos? Como buena usuaria de internet, “googleé” la pregunta. Y por curiosidad, también pedí a mis círculos próximos que la respondieran.

La mayor parte de las respuestas iban encaminadas al uso de la lectura como “relax y evasión”, como una manera de vivir experiencias que de otra manera no están a nuestro alcance y como medio para llegar a reflexiones que nos enriquecen y nos ayudan a lograr mayor grado de crecimiento personal.

Y es que la lectura, los libros, han servido prácticamente desde su existencia como herramienta para lograr los objetivos antes comentados. Muchas de las civilizaciones antiguas colocaban inscripciones en las entradas de las bibliotecas haciendo referencia al “poder curativo para la alma” de los libros. De los más famosos, el frontispicio de la antigua biblioteca de Tebas, que rezaba: “Tesoro de los remedios del alma”. También Aristóteles confiaba en los poderes curativos de la literatura.

biblioterapia

¿Cómo surge el término biblioterapia?

Si nos acercamos más a nuestros tiempos, ya en el siglo XVIII hay descritas experiencias en Inglaterra, Escocia, Francia y Alemania de bibliotecas para pacientes en los hospitales psiquiátricos, donde los médicos usaban la lectura como parte de la terapia, pero no es hasta el siglo XX cuando aparece el término de biblioterapia.

Durante la Primera Guerra Mundial empieza a generalizarse la aparición de las bibliotecas para pacientes en EE. UU. y a partir de la Segunda Guerra Mundial lo hace en Europa. A partir de los años 30,  la biblioterapia queda constituida como campo científico (sobre todo raíz de estudios en EE. UU.)

En España, las primeras bibliotecas para pacientes en medios hospitalarios se establecieron en los hospitales de la Marina Española en 1833. Y es a partir de 1984 es cuando en los hospitales públicos se promueve el Plan de Humanización de la Asistencia Sanitaria, que preveía la creación de bibliotecas para pacientes en los hospitales.

En la Comunidad Valenciana no fuimos una excepción, y en octubre de 1990 se firma un acuerdo de colaboración entre las Conselleria de Cultura, Educación y Ciencia y la de Sanidad y Consumo para la creación de una “red de bibliotecas hospitalarias” para los usuarios de los hospitales públicos.

Una de las bibliotecas más importantes en este sentido, fue la del Hospital La Fe en València, sobre todo, gracias al gran trabajo de Pepa Salavert Pitarch, su bibliotecaria.

Como último dato de estas pinceladas históricas decir que, hoy en día, en la Comunidad Valenciana solo contamos con 4 bibliotecas para pacientes en centros hospitalarios: en el Hospital La Fe de València, en el Hospital Virgen de Consuelo en València, en El Hospital San Juan de Alicante y en el centro de reinserción e integración social en Ontinyent, y están gestionadas por la ”Red de Bibliotecas para Pacientes de la Fundación de la Educación para la Salud del Hospital San Carlos de Madrid”.

 La biblioterapia como práctica clínica

Y ahora que tenemos claro qué es el que ha pasado con las bibliotecas, ¿qué es lo pasa con la biblioterapia? Pues a partir de los años 80, las referencias a la biblioterapia aumentan, y como siempre que aparece una nueva terapia hace falta evaluarla. Con la llegada de los movimientos de la medicina basada en la evidencia y la psicología basada en la evidencia, empiezan a hacerse estudios para demostrar su eficacia.

En las últimas décadas ha empezado a ser evaluada en estudios primarios, revisiones sistemáticas y metaanálisis y a demostrar su eficacia. Tanto es así que ha sido incluida en prestigiosas guías de práctica clínica en el campo de la salud mental

En nuestro entorno, las bibliotecas de la Ribera (Alta y Baja) están desarrollando un papel muy importante para potenciar los beneficios de la biblioterapia. Y es que un grupo importante de ellas, con el apoyo y participación del Departamento de Salud de La Ribera, reunidas bajo el nombre de Bibliotequetes Inquietes de La Ribera han puesto en marcha diferentes proyectos. Entre ellos se encuentra un proyecto cooperativo de biblioterapia, en forma de un catálogo de lecturas seleccionadas que se pueden consultar, así como la disponibilidad de estos libros en las diferentes bibliotecas que participan.

Tipos de biblioterapia

Como ves, la biblioterapia ha ido ganando peso y prestigio. Las enfermedades en las que más se ha visto beneficio es en trastornos de salud mental y emocional con síntomas leves y moderados, y se puede usar como una intervención supervisada unida o no a otros tratamientos.

Existen dos grandes tipos de biblioterapia: aquella basada en libros de autoayuda y consejos (lectura basada en la prescripción o autoayuda guiada) y aquella que denominamos creativa o de desarrollo (lectura guiada de prosa o poesía). Lo que es fundamental y común a todas las modalidades de biblioterapia es que las lecturas que se emplean son seleccionadas y evaluadas para ayudar a afrontar los problemas de salud.

Con todo esto solo hacer ya una reflexión final y es que la salud no sólo la encontramos en entornos sanitarios (hospitales, farmacias, centros de salud), sino también a otros entornos como las bibliotecas, que ponen al alcance de todo el mundo sus recursos y personal para darnos bienestar.

Maria García Fayos Médico de Atención Primaria y Comunitaria del Centro de Salud de Alzira I