Hablar de imagen corporal parece sencillo, sin embargo este concepto está formado por muchos factores que se relacionan entre sí, como la percepción del cuerpo, las creencias y los valores respecto al él, las experiencias vividas, las expectativas respecto a él, las emociones y el estándar de belleza de la cultura en un momento determinado.

Es importante comprender que la imagen corporal no depende del cuerpo real, sino de la representación mental que tenemos de él. Por tanto, la imagen corporal la construyo yo mismo y no tiene por qué reflejar la realidad que mi cuerpo representa.

Hace años que la imagen corporal pasó a ser algo central en el valor que la sociedad otorga a las personas. Se presuponen características concretas al hecho de ser delgado o gordo, como ser más o menos felices, tener más o menos relaciones sociales, o presentar mayor o menor autocontrol… entre otras.

Hay personas que se plantean cambios difíciles, sino imposibles, para adecuarse al estándar de cuerpo perfecto, y el hecho de conseguir estos cambios se asocia a tener fuerza de voluntad, autocontrol, determinación o ciertas capacidades.

Sin embargo, se observa como el cuerpo ideal cambia a lo largo de los años; hace unas décadas se buscaba un cuerpo redondeado, hace unos años la delgadez extrema, y actualmente se busca tener un “cuerpo saludable” entendido como “cuerpo delgado y entrenado”.

El concepto de “estar saludable”

Hay que tener cuidado con este concepto, es importante entender qué significa “estar saludable” para no empezar de nuevo a perseguir un ideal inalcanzable para muchos.

Desde el confinamiento de 2020 los planteamientos, que ya sonaban algunos años antes, tomaron más fuerza. “Hay que estar y mantenerse sano”, pensaban muchas personas. Inicialmente parece un buen propósito. El problema es lo que hemos entendido por “estar sano”. Se habla de “Estar saludable” como sinónimo de estar sano físicamente, y a su vez, eso se entiende como tener un determinado peso, un rango de Índice de Masa Corporal (IMC) concreto, un porcentaje de grasa corporal mínimo, hacer un tipo de deporte y llevar una “alimentación saludable” a veces mal entendida.

Se huye de las “dietas” de décadas anteriores por no ser saludables, sin embargo, bajo el nuevo concepto  de peso saludable aparecen nuevas dietas en las que se anima a la restricción calórica y a la eliminación de determinados alimentos catalogados como “malos”.

Se asume que cualquier persona puede llegar a tener un determinado tipo de cuerpo y, de nuevo, se atribuyen características psicológicas y sociales a las personas dependiendo de si lo tienen o no. Esto genera que el concepto “estilo de vida saludable” de importancia sólo a la salud física, y lo que es peor, en muchos casos no sólo no se atiende sino que se perjudica la salud mental.

Se asume que cualquier persona puede llegar a tener un determinado tipo de cuerpo y, de nuevo, se atribuyen características psicológicas y sociales a las personas dependiendo de si lo tienen o no

Pero… ¿qué es realmente “estar saludable” o tener “un peso ”? Estos conceptos se refieren a que el cuerpo funcione bien. Funciona bien en mi día a día, tener la suficiente energía para los quehaceres diarios, para dar respuesta a todo lo que se quiere hacer, el ciclo menstrual es regular, las pruebas médicas obtienen buenos resultados… y también a que la mente funcione bien.

¿Cuánto tiempo pasas pensando en la comida?

Esto significa poder comer sin culpa, disfrutar de todos los alimentos, no estar pensando en comida la mayor parte del tiempo, no condicionar mis planes a lo que se va a comer o no ese día o a cuánto tiempo se va a estar sin hacer deporte, estar tranquila/o, no irritable, nerviosa/o o inquieta/o por no poder llegar a este “estilo de vida saludable” o a ese “peso saludable”.

Se nos olvida la importancia que tiene la salud mental sobre la salud física, es decir, cómo puede interferir la salud mental no solo a nuestro bienestar, a nuestro funcionamiento social-laboral y personal, sino también sobre nuestra salud física. Estamos intentando “ser saludables” físicamente a costa de “no serlo” psicológicamente.

Es importante llevar una alimentación adecuada a las necesidades nutricionales propias, y comer alimentos adecuados, aprender acerca de lo que se necesita, pero también es importante disfrutar de la alimentación.

Disfrutar del deporte, no usarlo como compensación o para paliar la culpa sino aprovechar el cuerpo para divertirse con el deporte, para superar los objetivos que nos planteamos… entender el cuerpo desde su funcionalidad, disfrutar de él y de cómo utilizarlo para conseguir lo que se quiere… recordar que la imagen corporal depende de cómo yo interprete mi cuerpo, de qué valoro de él, de para qué creo que sirve, y no de la talla, el peso o la forma corporal real.

Con todo esto, si consideras que necesitas ajustar tu alimentación, perder o aumentar peso, o mejorar tu salud mental por cualquiera de estos motivos, es importante no hacerlo en base a los consejos que encontrarás en cualquier página web o cuenta de alguien en redes sociales, sino que consultes a los profesionales de la salud para que te ayuden a establecer y conseguir tus objetivos.

Mara Segura Psicóloga clínica de la Unidad de trastornos alimentarios del Hospital de La Ribera.