¿Cómo me tengo que tomar este medicamento? ¿Dónde tengo que acudir para hacerme una radiografía? “Sin azúcares añadidos”, ¿es bueno para mi dieta?…

Directa o indirectamente, todas y cada una de las acciones y decisiones que las personas tomamos a lo largo de cada día tienen relación con la salud, y el bienestar, tanto propio como de quien nos rodea. Vivimos en una sociedad compleja, que nos exige también la toma de decisiones complejas basadas en la información.

Muchos pacientes no entienden instrucciones básicas como “tomar en ayunas”. Otros no entienden cuándo deben presentarse para su próxima cita ni la importancia que tiene el seguimiento. No comprenden los prospectos o etiquetas de sus medicamentos; no les queda claro cómo combinarlos y cómo no deben hacerlo. Los riesgos, los efectos secundarios, las dosis, los horarios y hasta el propósito de cada medicamento es un misterio, y muchos terminan siguiendo consejos de su propio círculo de amigos o familiares, que, según ellos, saben de esto aun siendo completamente contrarios a las indicaciones del profesional sanitario.

Otros pacientes no entienden su diagnóstico, ni la gravedad de su situación; y hay quienes solo obedecen las órdenes del profesional sanitario y hacen “” lo que pueden” por acatar las instrucciones, esto mismo crea una sensación de pánico por el temor que tienen de hacer las cosas mal. Y a su vez, el profesional sanitario, erróneamente, da por hecho que el paciente ha escuchado y comprendido todo perfectamente, y que en casa hará todo tal como se le explicó al pie de la letra, y, por lo tanto, esperará ver resultados positivos que nunca llegarán.

Y qué decir de los miles de casos de pacientes a quienes se les pide (tan solo unos minutos antes de iniciar un tratamiento delicado o una intervención quirúrgica) que lean y firmen documentos extensos, repletos de terminología médica, donde autorizan a los profesionales sanitarios a proceder, y al mismo tiempo los liberan de cualquier consecuencia, poniendo sobre los pacientes total responsabilidad de tales decisiones que afectarán su vida de manera permanente. A muchos no les queda más que firmar, en otras palabras, aceptan ciegamente todo lo que allí detallan, muchas veces por timidez o vergüenza, porque no se atreven a admitir que no saben leer, que tienen dificultades, que no pueden leer tan rápido o que no entienden lo que están leyendo. ¿Cómo puede esto representar un consentimiento informado?

Conjunto de habilidades

La alfabetización en salud se define como el conjunto de habilidades que tiene una persona para obtener, entender y poner en práctica la información médica y hacer uso de servicios sanitarios con el fin de mantener una buena salud. Estas habilidades incluyen leer y escribir, calcular, comunicarse con profesionales sanitarios y usar la tecnología (en el caso de un dispositivo médico, por ejemplo).

La baja alfabetización en salud produce problemas serios que nos afectan a todos directa o indirectamente, y para mejorarla debemos empezar con una buena comunicación

La baja alfabetización en salud produce problemas serios que nos afectan a todos directa o indirectamente, y para mejorarla debemos empezar con una buena comunicación y que sea lo más clara posible, para evitar confusiones en la medicación, poca adherencia a tratamientos, autocuidados erróneos, ingresos hospitalarios más prolongados y reingresos innecesarios, entre otros.

A nivel comunitario, el sistema sanitario también se ve afectado en gran manera, ya que las emergencias en salud pública no son atendidas con la misma eficacia, hay más enfermedades que podrían evitarse, se hace lamentable uso innecesario de recursos médicos (medicamentos, antibióticos, uso de instalaciones, recursos humanos, etc.) y hay una tasa más alta de mortalidad.

Por poner un ejemplo, en Estados Unidos, la baja alfabetización sanitaria supone unos costes anuales de unos 238000 millones de dólares al año.

¿En qué nos beneficia tener una buena alfabetización en salud?

Alfabetización salud

En prevención:

  • Saber el riesgo personal para desarrollar enfermedades crónicas a base de la historia médica de su familia, su estado nutricional, sus condiciones de trabajo y sus hábitos personales como consumo de alcohol y tabaquismo.
  • Conocer las fuentes de información confiable acerca de la prevención y cuidado de salud, como por ejemplo, la escuela de pacientes de Andalucía, la red de escuelas de pacientes
  • Saber cada cuanto acudir a una revisión médica, o a la consulta de seguimiento.
  • Entender las etiquetas del contenido y valor nutritivo de los alimentos.
  • Saber interpretar y juzgar si es confiable la información que aparece en la TV, radio, internet u otros medios de comunicación sobre la enfermedad que tiene o está en riesgo de tener. Salud sin bulos
  • Cómo acceder correctamente al sistema sanitario gva
  • Conocer dónde puede conseguir información con relación a qué hacer en caso de alguna emergencia médica.

En caso de enfermedad:

  • Estar al tanto de dónde conseguir ayuda profesional cuando se encuentra enfermo. gva
  • Saber interpretar y juzgar las ventajas y desventajas de los distintos tratamientos que existen para su enfermedad.
  • Poder llevar a cabo las instrucciones de los medicamentos.
  • Saber utilizar la información proporcionada por el médico para participar en la toma de decisiones sobre tratamiento de su enfermedad y/o su autocuidado. ffpaciente

No hay que perder de vista que, todos en algún momento de nuestras vidas somos o hemos sido pacientes. Por eso, la alfabetización en salud es importante para todos.

Una persona con un adecuado nivel de alfabetización en salud es capaz de cuidarse ella, poder velar de su familia y también por su comunidad.

Concha Llopis Enfermera Comunitaria del CS Carcaixent