La Unidad de Salud Mental Infantil y Adolescente (USMIA) del Departamento de Salud de la Ribera, atiende cada año a cerca de 150 niños por sospecha de padecer un Trastorno del Espectro Autista.

Mañana, 2 de abril, se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, una alteración que se caracteriza por las deficiencias en la interacción y comunicación social, así como por los comportamientos repetitivos y restringidos (fijación o interés muy fuerte por un tema) en quienes lo presentan.

Según destaca Lorena Blasco, psicóloga clínica del Departamento de Salud de la Ribera, “a pesar de que muchos niños con este trastorno pueden contar con una capacidad intelectual en la media o superior a su edad, tienen serias dificultades para hacer frente a su vida cotidiana, como hacer amigos, identificar y manejar las emociones propias y ajenas, o entender las normas no escritas del funcionamiento social”.

Por ello -continúa Blasco-, puede parecer que a estos niños no les guste participar en juegos y actividades de grupo, lo que tiene como consecuencia un aislamiento social a veces mal entendido, en el caso de que los adultos y el resto de compañeros no comprendan sus dificultades y no actúen con la empatía necesaria”.

Asimismo, un niño o adolescente que presenta este tipo de trastorno puede tener dificultades para mantener el contacto ocular con la persona con la que habla. Esto puede interpretarse como falta de veracidad en lo que dice o falta de confianza. Sin embargo, “esta actitud esconde la necesidad del menor de evitar algo que le resulta incómodo. En estos casos, es esencial entenderlo y no forzarle a cambiar de actitud para no invadirle”, ha afirmado Blasco.

Por su parte, María Beltrán, psiquiatra infantil de la USMIA de la Ribera, ha señalado que “este tipo de niños también pueden presentar importantes alteraciones sensoriales –auditivas, visuales, olfativas u orales-; así, por ejemplo, es habitual en estos niños la hipersensibilidad a fuertes sonidos o el rechazo a olores y/o sabores cotidianos, lo que interfiere en su contacto con el entorno y dificulta la comunicación interpersonal”.

Importancia de la detección precoz

 Los expertos aconsejan a padres, madres y profesionales implicados, que presten especial atención al comportamiento social y emocional del niño desde los primeros momentos de vida, ya que se ha demostrado que la detección precoz y la intervención temprana sobre el TEA favorecen una buena evolución de la persona que lo padece.

Señales como la alteración en el tono de voz, la falta de congruencia entre la comunicación verbal y la no verbal, la interpretación literal del lenguaje, la falta de empatía, la repetición de movimientos o dificultades para mantener el contacto ocular con la persona que habla, pueden revelar la existencia de un Trastorno del Espectro Autista en un menor.

 Abordaje terapéutico

 En este sentido, los especialistas señalan que a los niños con TEA, la rutina les suele proporcionar seguridad y confianza, mientras que las situaciones nuevas pueden ocasionarles angustia y terror. Según María Beltrán “para los menores con este trastorno, la rutina es la mejor manera de controlar su ansiedad, siendo muy útil anticiparles los cambios y las novedades”.

Hasta la Unidad de Salud Mental Infantil y Adolescente de la Ribera, ubicada en el Centro Sanitario Integrado (CSI) de Sueca, se derivan, desde los servicios de Pediatría de Atención Primaria, aquellos menores que presentan los primeros signos y señales de alarma. Asimismo, estos pacientes son derivados simultáneamente al Servicio de Neuropediatría del Hospital de Alzira y a los Centros de Atención Temprana de la comarca (en l’Alcúdia, Alzira y Llaurí) para comenzar con la estimulación.    

En este sentido, cabe destacar que los especialistas de la USMIA llevan a cabo con estos niños una intervención interdisciplinar que trabaja cada caso desde la perspectiva familiar, escolar y social.

Los niños con TEA requieren “de una mirada inclusiva por parte de todos, en la que se comprendan sus diferencias y se promueva su integración con las mismas oportunidades que los demás. Con el apoyo familiar, escolar y social pueden llegar a tener una calidad de vida similar a la de cualquier niño”, concluye Beltrán.