Rafa Vila

Matrona en el CSI Alzira

¿Has notado algunos cambios inesperados mientras atraviesas la menopausia? No estás sola. La menopausia trae consigo una serie de transformaciones, y una de las más comunes pero más difíciles de discutir abiertamente es la incontinencia urinaria. Sí, es ese problema incómodo del que quizás no te gusta hablar, pero aquí estamos para abrir esa conversación y mostrarte que hay formas de manejarlo y recuperar el control de tu bienestar.

¿Qué es la incontinencia urinaria en la menopausia?

La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina, y puede manifestarse de diferentes formas. Durante la menopausia, la disminución de los niveles de estrógeno puede debilitar los músculos del suelo pélvico, que son responsables de controlar la vejiga y el flujo de orina. Esto puede llevar a escapes involuntarios de orina al reír, estornudar, toser o hacer ejercicio, conocido como incontinencia de esfuerzo. Otro tipo común es la incontinencia de urgencia, donde se experimenta una necesidad súbita y fuerte de orinar, a menudo seguida de una pérdida de control.

Rompiendo el Silencio

A pesar de su prevalencia, la incontinencia urinaria en la menopausia sigue siendo un tema tabú para muchas mujeres. El estigma y la vergüenza asociados con los problemas de control de la vejiga pueden llevar a la evitación de actividades sociales y afectar la calidad de vida de manera significativa. Sin embargo, es fundamental entender que la incontinencia urinaria no es algo de lo que avergonzarse, sino una condición médica común que puede tratarse.

Consultando los Escapes

El primer paso para abordar la incontinencia urinaria en la menopausia es consultar a un profesional de la salud. A menudo, las mujeres sufren en silencio, sin darse cuenta de que existen opciones de tratamiento efectivas disponibles. Un médico puede realizar una evaluación completa para determinar el tipo y la causa de la incontinencia, así como desarrollar un plan de tratamiento personalizado.

Opciones de Tratamiento

Las opciones de tratamiento para la incontinencia urinaria en la menopausia pueden variar según la gravedad y el tipo de síntomas. Algunas intervenciones comunes incluyen:

Ejercicios del suelo pélvico: Los ejercicios de Kegel pueden fortalecer los músculos del suelo pélvico y mejorar el control de la vejiga.

Terapia hormonal: En algunos casos, la terapia de reemplazo hormonal puede ayudar a mejorar los síntomas al restaurar los niveles de estrógeno en el cuerpo.
Dispositivos y productos absorbentes: El pesario es un anillo de silicona médica que se introduce en la vagina para sujetar al útero cuando se sale de su ubicación habitual (prolapso). Si se produce un prolapso uterino, los ligamentos que sostienen a la uretra (orificio por dónde sale la orina) saldrán de su posición natural y ello puede producir incontinencia urinaria de esfuerzo (toser, estornudar, reir). Utilizarlo puede proporcionar soporte a la vejiga y reducir los escapes de orina, mientras que los productos absorbentes ofrecen comodidad y seguridad durante el día a día, pero no son la solución al problema.

Medicamentos: Algunos medicamentos pueden ayudar a controlar los síntomas de la incontinencia de urgencia al relajar la vejiga y reducir los espasmos.
Intervenciones quirúrgicas: En casos más graves, se pueden considerar procedimientos quirúrgicos para corregir problemas anatómicos subyacentes que contribuyen a la incontinencia.

Apoyo y Empoderamiento

Además de buscar tratamiento médico, es importante encontrar apoyo emocional y educación sobre la incontinencia urinaria.

Hay grupos de apoyo y recursos en línea disponibles donde las mujeres pueden compartir sus experiencias y aprender estrategias para manejar sus síntomas de manera efectiva.

Al hablar abiertamente sobre la incontinencia urinaria en la menopausia, podemos romper el estigma y empoderar a las mujeres para que busquen ayuda y recuperen el control sobre su salud y bienestar.

En resumen, la incontinencia urinaria en la menopausia es un problema común pero tratable que no debe pasarse por alto. Al consultar a un profesional de la salud y explorar opciones de tratamiento, las mujeres pueden encontrar alivio y mejorar su calidad de vida. Es hora de liberar la conversación y abordar este tema importante con apertura y comprensión.