Adolescencia positiva
¿Sientes que te encuentras en un conflicto constante con tu hijo/a?, ¿has dejado de reconocer en tu hija la niña que era?, ¿vuestra relación ha cambiado y no sabes cómo reconducirla? Si es así, este post sobre cómo conseguir una adolescencia positiva te puede interesar.
Lo primero que debes saber es que, efectivamente, no estás equivocada/o, sí, tu hija o tu hijo ha cambiado, y además, déjame decirte que lo ha hecho para siempre, así como ha cambiado la forma en que os habéis relacionado hasta ahora. Se trata de un proceso de crecimiento personal y natural, forma parte de la vida. La pregunta es, ¿estoy aceptando esta inevitable realidad o me encuentro inmersa en una batalla diaria dificultando la posibilidad de ser quién quiere ser?
La persona adolescente experimenta una metamorfosis biológica, física y social que cambia su vida al completo. Muchas preguntas, y pocas respuestas, promueven la búsqueda insaciable, pero vital, de su propia identidad.
Qué estilo le gusta, qué ropa se pone, la música que escucha o con qué gente se siente cómoda, son cuestiones que irán definiendo progresivamente la persona adulta en quien se convertirá.
El único camino para encontrar las respuestas a estas preguntas pasa por experimentar y arriesgar, sí, asumir ciertos riesgos permite conocer realidades más allá de las que aporta el núcleo familiar.
Qué estilo le gusta, qué ropa se pone, la música que escucha o con qué gente se siente cómoda, son cuestiones que irán definiendo progresivamente la persona adulta en quien se convertirá
¿Qué puede hacer la familia?
Es una etapa compleja, lo sabemos, no podemos obviar esto, pero mientras van y vienen y se enfrentan a las consecuencias de sus decisiones, ¿Qué puede hacer la familia?
- La familia tiene que ofrecer la seguridad que necesitan para conseguir un desarrollo saludable.
- La familia tiene que ser el espacio que sostenga la persona adolescente, tiene que ser quién acompañe respetuosamente las decisiones tomadas. Tiene que ser el apoyo más genuino.
Porque no siempre harán lo que nos gusta, no siempre dirán lo que queremos oír, se equivocarán repetidamente, pero de los errores se aprende, como se aprende a patinar… con la propia práctica.
Pensémoslo bien, ¿y si no existe el mal comportamiento, al menos tal como lo hemos entendido hasta ahora? Quizás, el mal comportamiento, no es más que el resultado de una sucesión de malas decisiones.
De todas maneras, lo que sí que es muy cierto, es que la culpa no enseña, la culpa no te hace más que sentir mal, es por eso que expresiones como «mira que te lo dije», «se veía venir», «no puedo confiar en tú» o «siempre haces lo mismo», tienen un impacto negativo en el autoconcepto personal y alimenta la percepción de incapacidad.
Afortunadamente, disponemos de otras herramientas para acompañar la adolescencia, más útiles y efectivas a largo plazo. ¿Quieres saber cuáles son?
- La comunicación. Infórmate y muestra interés por las cosas que le gustan, de este modo podréis conversar sobre ellas.
- La escucha. Hazlo sin emitir juicios ni opiniones al respeto, no necesitan que les des las respuestas. Descubrirlas los hará sentir competentes y fomentará su autoestima.
- La confianza. Guarda las confidencias que te pueda contar como si fuera el más valioso de los tesoros. Si faltas a tu palabra, no esperes que vuelva a compartir sus cosas contigo.
- El respeto. No desprecias su sentir o sus reacciones, y menos en presencia de otros. Respeta y te respetarán.
- Las alternativas. Las prohibiciones resultan atractivas y promueven la mentira. Más efectivo es proponer planes incompatibles con aquello que no te gusta.
- Los límites. Tienen que ser claros, concretos y estar acordados con anterioridad. Además, las consecuencias de su incumplimiento tienen que ofrecer la posibilidad de reparar y generar aprendizaje, de no ser así estaremos hablando de castigo, y hay que saber que este es un simple abuso de poder.
- Y, la más poderosa de todas, el ejemplo. Sé la persona que quieres que tus hijas /os sean
Es más sencillo de lo que parece, en la crianza, y en la vida… ‘¡¡Pon en práctica el buen trato!!
Yolanda Gómez Fabra
Psicóloga de Juventud, Mancomunidad Ribera Alta