La vida actual en general es más rápida y exigente de lo deseado y aconsejado; encontramos pocos espacios para poder pensar, descansar, respirar con atención y conectar con la tranquilidad. En este post, queremos convencerte de la importancia que tiene una buena respiración y la relajación para el bienestar emocional.

La forma de vivir actual supone una tensión importante para el cuerpo y la mente, que se transforma en ocasiones en síntomas no deseados y problemas de salud como la ansiedad, el estrés o la depresión.

Y es que ser conscientes de nuestra respiración y practicar relajación, mejora el bienestar emocional en pocos días.

Cómo conseguir una buena respiración

Cuidar nuestra forma de respirar es fundamental para que las células del cuerpo estén oxigenadas. Generas más oxígeno en la sangre y favoreces la eliminación de toxinas del sistema, entre otros beneficios físicos. Pero a nivel emocional también se obtienen beneficios; mejora el estado de ánimo, se consigue una mayor sensación de tranquilidad y la calidad del sueño aumenta, entre otros beneficios.

Una buena respiración es aquella que incorpora respiraciones profundas a lo largo del día intercaladas con las respiraciones normales. Debes saber que al ser la respiración un acto inconsciente, que hacemos sin dedicarle atención, la respiración profunda sólo aparece cuando el cuerpo lo necesita (suspiros, por ejemplo) o cuando lo hacemos de forma consciente y a propósito.

Te aconsejo incorporar a tu día a día este sencillo ejercicio. Buscas una posición cómoda y sentado/a con la espalda recta y las piernas abiertas haz tres respiraciones profundas con tranquilidad. Por respiración profunda quiero decir aquella en la que coges aire llenando los pulmones del todo, y vas soltando muy despacio hasta que terminas de vaciarlos del todo; es en ese momento cuando abres la boca y necesitas coger una bocanada de aire que vuelve a llenar tus pulmones de forma completa.

La técnica más detallada es la siguiente:

  1. Toma lentamente aire por la nariz.
  2. Llévalo hasta el fondo de los pulmones (para ello, inspira profundamente elevando voluntariamente el abdomen).
  3. Retén unos segundos el aire.
  4. A continuación, expúlsalo lentamente por la boca con los labios fruncidos (como si fueras a silvar).

Haz tres respiraciones profundas con tranquilidad. Intenta realizar este ejercicio tres veces al día y observa la diferencia pasados unos días. Puede ser al levantarte o después de desayunar por la mañana, antes o después de comer, al terminar de cenar o en la cama cuando ya vas a dormir.

Técnicas de relajación

La respiración profunda es una de las técnicas más sencillas pero hay muchas otras. Lo ideal es que elijas aquella que se ajusta mejor a ti.

A continuación te describo otras dos que son sencillas de realizar y está probado su efecto sobre el bienestar general.

La relajación muscular progresiva de Edmund Jacobson pretende reducir las tensiones causadas por el estrés. En esta técnica de relajación debes concentrarte en tensar lentamente cada grupo muscular y, luego, relajarlo.

Esto te ayudará a centrarte en la diferencia entre la tensión y la relajación muscular. Empezarás a tomar más conciencia sobre las sensaciones físicas.

Puedes comenzar a tensar y relajar los músculos de los dedos de los  pies y continuar gradualmente hacia arriba, hacia el cuello y la cabeza.

El entrenamiento autógeno desarrollado por Johannes Schulz es una relajación muy cercana a la meditación y se basa en la autorregulación de los niveles de estrés a través de su control.

En esta técnica de relajación, usarás tanto las imágenes visuales como la conciencia corporal para reducir el estrés.

La respiración profunda es una de las técnicas más sencillas pero hay muchas otras.

Repite palabras o recomendaciones en tu mente que te puedan ayudar a relajarte y a reducir la tensión muscular. Por ejemplo, puedes imaginar un entorno tranquilo y concentrarte en la respiración relajada y controlada, en disminuir la frecuencia cardiaca o en sentir diferentes sensaciones físicas, como relajar cada brazo o pierna, uno por uno.

A través de esta técnica puedes aprender a equilibrar los sistemas que controlan la circulación, pulsaciones cardíacas y la respiración.

Espero que este post te haya generado curiosidad sobre estas técnicas y empieces a practicarla. Recuerda que las técnicas de relajación son habilidades. Como sucede con cualquier habilidad, la capacidad para relajarse mejora con la práctica. Por eso sé paciente contigo mismo. Si una técnica de relajación no funciona, prueba con otra técnica.

Mónica PortilloPsicóloga Clínica del Departamento de Salud de La Ribera